jueves, 27 de agosto de 2015

El Hombre como ser social y político.

Desde que nacemos entramos a un mundo peculiar, a un ámbito eminentemente humano. Ello significa que vivimos compartiendo hábitos, costumbres, tradiciones, lengua y sobre todo normas, valores y leyes con otros seres humanos. Y a este mundo o ámbito humano se le llama también sociedad. Vivir en sociedad es en suma, desde el punto de vista sociológico y antropológico: convivir con los otros.

Aristóteles, uno de los más importantes filósofos de la antigüedad griega, define al hombre como un animal político, lo que en otros conceptos significa, que como humanos necesariamente tenemos que vivir en sociedad. No cabe la menor duda, nacemos humanos, pero lo humano no es meramente biológico, lo genéticamente dado en cada uno de nosotros. Los demás seres vivos, nacen ya genéticamente programadas para ser lo que son, y no pueden hacer otra cosa de lo que viene dado en su programa biológico.
Los seres humanos, al vivir en sociedad, a diferencia de los animales, nos educamos, nos transformamos para bien o para mal, ya que fuera del ámbito social esto no sería posible. Por esta razón el mismo Aristóteles nos dice que fuera de la sociedad sólo podrán existir los dioses o las bestias.

Se podría decir que la diferencia entre los seres humanos y los animales radica, entre otras cosas, en el grado de inteligencia que desarrollan; sin embargo, la inteligencia humana conlleva la capacidad de poder transformar el mundo. Marx entendió esta capacidad humana productiva no solamente como una transformación que genera bienes de consumo, sino también una capacidad humana productiva no solamente como una transformación que genera bienes de consumo, sino también una capacidad que nos permite producir valores culturales.

Un individuo requiere de la sociedad para poder formarse y proyectar como ser humano. Podemos decir que las normas o reglas sociales permiten en gran medida la convivencia, ya que regulan nuestra conducta y formas de relacionarnos con los demás. La tolerancia, la justicia y la solidaridad, entre otros valores, se hacen patentes en una comunidad integrada por seres humanos que ordenan sus vidas ya en lo individual o en lo social, de acuerdo a formas de vida, principios, valores, normas y leyes establecidas justamente para garantizar el bien común.

Articulo escrito por: Lorena Montano Alvarez

domingo, 23 de agosto de 2015

Historias para ser contadas (1)

“Imagina la vida como un juego en el que estás malabareando cinco pelotas en el aire.
Estas son:
Tu Trabajo,- Tu Familia,- Tu Salud,- Tus Amigos y - Tu Vida Espiritual, Y tú las mantienes todas éstas en el aire.
Pronto te darás cuenta que el Trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y regresará. Pero las otras cuatro pelotas: Familia, Salud, Amigos y Espíritu son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas, irrevocablemente saldrá astillada, marcada, mellada, dañada e incluso rota. Nunca volverá a ser lo mismo.
Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso.
Trabaja eficientemente en el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo. Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente.
Y sobre todo.....crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno.
……………
Cuenta una historia que un Judío trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega. Un día terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; se cerró la puerta con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador. Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba. La mayoría de los trabajadores se habían ido a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía esa puerta.
Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte.
De repente se abrió la puerta. El guardia de seguridad entro y lo rescató.
Después de esto, le preguntaron al guardia a qué se debe que se le ocurrió abrir ésa puerta sino es parte de su rutina de trabajo ??. Él explicó: llevo trabajando en ésta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda en la mañana y se despide de mi en las tardes.
El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible.
Hoy me dijo “ hola ” a la entrada, pero nunca escuché “hasta mañana”
Yo espero por ese hola, buenos días, y ése chau o hasta mañana cada día.
Sabiendo que todavía no se había despedido de mi, pensé que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busqué y lo encontré”.

Como evitó Noruega la maldición del petróleo


A pesar de su riqueza, Bergen no es un lugar ostentoso.

Abrazada por montañas y elevándose sobre una imponente costa de fiordos, la segunda ciudad de Noruega, Bergen, tiene vistas de tarjeta postal.



Al ser el centro de las pujantes industrias de petróleo y gas es también un lugar de mucha riqueza.

Sin embargo, hay pocas muestras de gastos ostentosos. No hay súper autos de lujo con vidrios ahumados, ni tiendas de carteras de marca, ni filas de gente frente a clubes nocturnos exclusivos.

Mientras que, tras descubrir petróleo, otros países han derrochado los ingresos, Noruega ha seguido invirtiendo el dinero de la renta de su petróleo y gas en un gigantesco fondo soberano.

El fondo, cuyo valor se calcula en $800.000 millones, es propietario del 1% de todas las acciones del mundo entero y es lo suficientemente grande para hacer millonarios a todos los ciudadanos del país en la moneda local, la Corona. En la práctica es una cuenta de ahorros descomunal.

Y la mayoría de la población noruega parece contenta con esto. Según un estudio hecho en 2012 por la Universidad de Columbia en Nueva York, Noruega es uno de los países más felices del mundo.

"Tuvimos que invertir mucho dinero antes de que pudiéramos gastarlo en algo", dice el profesor Alexander Cappelen de la Facultad de Economía de Noruega, NHH, al explicar por qué aparentemente el país ha evitado caer en las trampas que trae la enorme riqueza.

"En otros países el petróleo es mucho más fácil de extraer", dice, lo que significa que reciben el dinero de una vez.

"Adoptamos la mentalidad correcta, al saber que era un plan a largo plazo".

Confianza en el gobierno



La economía noruega se transformó por la bonanza petrolera.

De manera tal que no hay una bonanza de gasto en Noruega. De hecho, según una directriz -seguida muy cuidadosamente- sólo el 4% del excedente del fondo se destina a gastos o inversiones en proyectos públicos.

Hay varias razones, indica Cappelen, por las cuales Noruega se conforma con ahorrar su riqueza y no le hace caso a las tentaciones de una vida de lujos.

"Para que este tipo de sistema funcione, hace falta tener un enorme nivel de confianza", apunta Cappelen.
"Como resultado de la democracia social y de las políticas igualitarias es una sociedad homogénea y ha desarrollado un enorme nivel de confianza".

"Confiamos en el gobierno. Creemos que nuestro dinero de los impuestos se gastará sensatamente. Una vez que comienzas a confiar en que los otros están contribuyendo con su parte, entonces cada uno está contento de contribuir con la suya".

La ministra de Finanzas de Noruega, Siv Jensen, dice que su país tiene una situación afortunada.

¿Entonces es rica Noruega porque los noruegos tienen un alto nivel de confianza o son sus ciudadanos confiados porque son ricos?

"Creo que son las dos cosas", dice Cappelen. "Altos niveles de confianza hacen más fácil el crecimiento económico". Sin embargo, este boom petrolero se está apagando. ¿Y ahora qué?


"La economía noruega está en una situación muy afortunada. Estamos hablando de un cambio gradual en los próximos años", dice la ministra de Finanzas de Noruega, Siv Jensen.

"Hemos tenido un crecimiento más lento en la productividad en los últimos años y en este gobierno tenemos que mantener un nivel de impuestos competitivo y reducir los trámites burocráticos para atraer inversiones".

"Sin embargo, es verdad que tenemos costos comparativamente más altos que cualquier otro país".

"Respetamos el trabajo duro"

Esos costos son bastante impactantes para un visitante. En una cafetería con vista al mercado de pescado, mientras bebe un capuchino que cuesta casi US$10, Tone Hartvedt, de la Business Region Bergen, explica que los costos son simplemente comparables a los salarios.

Noruega se está preparando para cuando se agoten sus reservas de gas y petróleo.

"Puede sonar sorprendente, pero para nosotros no es demasiado caro", indica Hartvedt. "Solemos tener casas de verano e invierno o cabañas y vivir aquí está a nuestro alcance. Es cómodo".






Esto es inesperado para los visitantes que no estén familiarizados con la situación. Después de una visita al supermercado local encontramos que una compra que incluya la pasta, el pan, el queso y los tomates más baratos sumaría un total de US$50.

Sin embargo, señala Hartvedt, eso redunda en toda la cadena: "Le pagamos a nuestros trabajadores un salario que significa que tienen una buena calidad de vida; ese no es tanto el caso en sitios como Londres".

"Aquí respetamos el trabajo duro, pero no creemos que el trabajador mejor pagado en una compañía debería ganar mucho más que el de menor ingresos".

"Esto sí significa que algunas personas muy talentosas se van a otros países donde se les va a pagar más", apunta.

¿Y se consideran los noruegos ricos? "No, no pensamos en cosas como esa. Es para el futuro", dice ella.

Retos económicos



El petróleo noruego tiene un alto costo de extracción.

En una isla situada a media hora de Bergen se encuentra Coast Center Base (CCB), un enorme centro de apoyo para la industria de petróleo y gas. Hay una plataforma, un camión de bomberos rojo y enorme, en el puerto esperando ser revisada.

"Recuerdo los días cuando había muchos agricultores y pescadores en Noruega. La vida ha cambiado para el noruego promedio", señala el director ejecutivo del CCB, Kurt Andreassen.

"Esta base se inauguró en 1974 y en estas décadas ha ocurrido un cambio tremendo. Hay ahora un bienestar muy alto. Es muy diferente a 40 años atrás. Mucha gente tiene educación, las cosas han cambiado".

Y cuando el petróleo finalmente se acabe, "Noruega sobrevivirá, pero será un reto para todos nosotros", señala.

"Nuestro desafío será utilizar nuestra pericia y aplicarla en otras áreas".

Es un punto de vista que comparte Dag Rune Olsen, rector de la Universidad de Bergen. "Me preocupa que no invirtamos lo suficiente en otros medios para generar ingresos en las próximas décadas".

"Todos estamos bien conscientes de que los recursos de petróleo y gas son limitados y, por lo menos en cuanto al petróleo noruego se refiere, nos costará más año por año extraerlo", apunta.

"Es evidente que necesitamos encontrar otras fuentes de ingresos y ahora que tenemos las habilidad de invertir, es crucial que lo hagamos".

"Conseguiremos empleos"

Quizás tener conciencia de que no va a durar para siempre explique en cierto modo porque se ven Volvos de segunda mano circulando por las serpenteantes calles de Bergen, en vez de los Porsches o Bentleys que se ven, por ejemplo, en zonas acomodadas de Londres.

Prudencia y pragmatismo, en vez de apariencias, parece ser la actitud.



Según un estudio hecho en 2012 por la Universidad de Columbia en Nueva York, Noruega es uno de los países más felices del mundo.

Si bien hay indicios de preocupación por lo que pueda ser de Bergen, y Noruega, cuando se acabe el petróleo, la mayoría de los noruegos sigue teniendo confianza en su futuro.

"Estamos en Noruega, no nos preocupan estas cosas", respondieron unos estudiantes de la Facultad de Economía de Noruega, mostrándose algo incómodos, cuando se les preguntó si estaba preocupados por sus empleos.

"Trabajaremos duro y conseguiremos trabajo".

Articulo escrito por: Sarah Treanor

Liderazgo y caudillismo

Tenemos que ser compasivos. Vaya que se ha vuelto difícil la función de gobernar sociedades tan díscolas y cambiantes como las nuestras. Lo haces mal, te destrozan; lo haces bien, te destrozan igual. Zbigniew Brzezinski, ex consejero de seguridad de la Casa Blanca, dice que “hoy es infinitamente más fácil matar a un millón de personas que controlarlas”, que contenerlas, que gobernarlas.

El gran contrapeso que hoy tienen los gobernantes para sustraerse del columpio de las emociones erráticas es el liderazgo. Pero para eso necesitan credibilidad y confianza. Porque puedes ser un político muy respetable y con la película clara sobre lo que haya que hacer, pero si no inspiras confianza, difícilmente te van a dar la pasada, por así decirlo.

Tampoco mistifiquemos. El liderazgo es un atributo que sirve más para los tiempos de crisis que en los aburridos días de cuando las cosas van bien. El liderazgo de Churchill -que apeló a la sangre, al sudor y a las lágrimas de los ingleses- no tendría ni la mitad de la estatura y densidad que tuvo de no haber sido por la guerra. Ser líder cuando las cosas van mal es más fácil que serlo cuando las cosas van bien. Como los médicos, los líderes prueban ser mejores mientras más grave llega el enfermo.
El liderazgo se prueba sobre todo en dos cosas. En conectar el espacio individual del ciudadano con el espacio colectivo, como en darle sentido, relato o dirección al momento que una sociedad está viviendo. Tanto esa conexión como esta narrativa son de índole emocional. Cuidado: estos son los movedizos terrenos de la política. Aquí la razón kantiana se corta el pelo, y la lógica, sea tomista o tecnocrática, tiene que irse para la casa.
¿Es un signo de debilidad que las sociedades necesiten de liderazgo? Sí y no. Lo es  porque en la república de los hombres libres y responsables de sí cada cual hace lo suyo y sólo los niños necesitan escuchar cuentos.
Y no, porque parece que no somos tan maduros ni tan libres ni tan autónomos. Sin liderazgos como que las cosas se desordenan. Crece la impaciencia, sobrevienen los miedos. Aparece el hombre o mujer convocado por la historia para salvarnos del abismo y todo se recompone.

Eso que en las religiones se llama fe y en las mujeres sex appeal, en los políticos se llama carisma. El carisma designa ese fuego o arrebato que el líder ejerce sobre los suyos y que a veces, como la fe, es capaz de mover montañas. Weber oponía el liderazgo carismático al liderazgo burocrático, impuesto por la rutina de las instituciones, y al liderazgo tradicional, dictado por la historia de la tribu.

Son buenas, son útiles, estas distinciones. No son tan buenas ni tan útiles cuando las echamos a correr en los escenarios políticos actuales. Entre otras cosas, bueno, porque están los medios. Al parecer, el carisma que los dioses daban gratuitamente en otra época ahora se puede construir a través del marketing, la TV y las encuestas.

Como dice Javier Cercas, la televisión es hoy una enorme fuente generadora de realidad en la política. Y es tal vez también la principal máquina productora de irrealidad. Hoy no hay liderazgo efectivo que no ponga a la televisión de su lado y el problema es que una tentación persistente para el líder es hacer lo que dictan las encuestas. El mundo al revés. El que está llamado a guiar se limita a seguir. Y terminan guiando los que sólo estaban siguiendo.

Obviamente esta distorsión, este escándalo, no es inocente. Probablemente es ahí donde radica la raíz de la demagogia como perversión. La demagogia es como la pornografía. Esta es ver todo lo que inconfesablemente nos gusta ver. La demagogia es decirle que sí a todo lo que es gratificante, facilón y popular, sin importar las consecuencias. Si un político descubre que sus electores son caníbales, seguro, decía el viejo Mencken, que les prometerá misioneros para la cena.

Si la demagogia como política pornográfica es uno de los extremos, la perversión contraria es la sobreideologización. Si con la política pornográfica se nos concede todo lo que nos gusta, con la política sobreideologizada se nos hace creer que nos gusta aquello que en realidad nos disgusta. Para decirlo en corto: aquélla nos compra, ésta nos vende.

Hoy tal vez el único test para medir un liderazgo es la capacidad de decir no. No a las encuestas, no la manada. O por lo menos la capacidad de poner límites. Hasta aquí no más. Más allá, no. 

El liderazgo carismático se puede usar para bien y para mal. Puede ser muy sano y enriquecedor y puede ser muy tóxico y empobrecedor. Es aquí donde los caminos del liderazgo político responsable y del caudillismo se separan. El liderazgo político responsable educa en la libertad. El caudillismo pervierte en el sometimiento oscurantista.

Si hay una piedra que divide las aguas entre el liderazgo responsable y el caudillismo esa es el respeto a las instituciones. El líder responsable sabe que el único capital que tienen las democracias son las instituciones, el estado de derecho, el poco glamoroso gobierno impersonal de la ley. El caudillo, en cambio, apelando a la épica de la patria, de la revolución, se sabe por encima de la ley, de las instituciones e incluso de la soberanía popular.

¿Por qué si esto lo hemos sabido siempre, América Latina sigue siendo un suelo fértil para el caudillaje? La explicación consoladora es que aquí todavía existe mucho atraso e ignorancia. Ojalá fuera así. Porque el más feroz de los caudillos del siglo XX fue capaz de capturar el imaginario, la conciencia y la voluntad de los alemanes, uno de los pueblos más cultos de la tierra. Obviamente tienen que entrar en juego otras variables.

Ningún país tiene la suerte comprada ni está inmunizado contra el populismo. La democracia, que puede ser muy plana y aburrida, exige encima de los ciudadanos dos cosas: un compromiso irreductible y una alerta permanente. Ciertamente no deberíamos regateárselas.

Articulo escrito por: Hector Soto

jueves, 30 de abril de 2015

Quiero volver a ser niño.

Por medio de la presente presento mi renuncia a ser adulto.
He decidido que deseo ser niño nuevamente.



Quiero navegar barquitos de papel en un estanque y hacer anillos tirando piedras al agua.
Quiero pensar que los dulces son mejores que el dinero, porque se pueden comer.
Quiero tener recreo y pintar con acuarelas.

Quiero volver a ser niño

Quiero salir cómodamente de mi casa sin preocuparme cómo está mi cabello o mi ropa.
Quiero regresar a mi hogar, a una comida casera.
Quiero tomar largos baños y dormir 10 horas todas las noches.

Quiero volver a ser niño.

Quiero recostarme a la sombra de un viejo árbol y vender limonada con mis amigos, en un día caluroso de verano.

Quiero abrazar a mis padres todos los días, y enjugar mis lágrimas en sus hombros y pensar que son para siempre.

Quiero regresar a los tiempos donde la vida era simple.
Cuando todo lo que sabía eran colores, tablas de sumar y cuentos de hadas; y eso no me molestaba,
porque no sabía que no sabía, y no me preocupaba por no saber.

Quiero volver a ser niño.

Cuando todo lo que sabía era ser feliz, porque no sabía las cosas que preocupan y lastiman el corazón.

Quiero pensar que el mundo es justo; que todas las personas son honestas y buenas; que no hay envidias. Quiero pensar que todo es posible.

En algún lugar de mi juventud maduré y aprendí demasiado….

Quiero volver a ser niño.

Que hoy, quiero olvidar…

Aprendí cómo la gente se ha olvidado del amor y no sabe amar…
Aprendí cómo destruyen con la boca, cómo la envidia los rodea y los hace desear el mal.

Quiero volver a ser niño.

Aprendí de armas nucleares, guerras, prejuicio, pobreza y hambre.
Aprendí de un mundo que sabe cómo matar y lo hace.

Quiero volver a ser niño

Aprendí sobre mentiras, matrimonios infelices, del sufrimiento, enfermedad, dolor y la muerte.

Quiero volver a ser niño.

Aprendí cómo el dinero puede destruir a una familia.

¿Qué pasó con el tiempo en que pensaba que todo el mundo viviría para siempre, porque no entendía el concepto de la muerte, excepto cuando perdí a mi mascota?

Cuando pensaba que lo peor que pasaba era que alguien me quitara mi pelota de jugar o me escogiera de último para ser su compañero de equipo.

Cuando no necesitaba gafas para leer.

Quiero volver a ser niño.

Quiero alejarme de las complejidades de la vida y excitarme nuevamente con las pequeñas cosas una vez más.

Quiero regresar a los días en que la música era limpia y sana.

Recuerdo cuando era inocente y pensaba que todo el mundo era feliz porque yo lo era.

Caminaría de nuevo en la playa pensando sólo en la arena entre los dedos de mis pies y la concha más bonita que pudiera encontrar, sin tener que preocuparme por la erosión y la contaminación.

Quiero volver a ser niño.

Pasaría mis tardes subiendo árboles y montando mi bicicleta hasta llegar al parque, sin preocupaciones.
No me importaba el tiempo, las deudas, o de dónde iba a sacar el dinero para arreglar el coche.
Sólo pensaba en qué iba a ser cuando fuera mayor, sin la preocupación de lograrlo o no.

Quiero volver a ser niño.

Quiero una vida sencilla nuevamente.

No quiero pasar el día frente a una computadora, frente a montañas de papeles en mi escritorio,
a noticias deprimentes…

Quiero volver a ser niño.

No quiero tener que preocuparme por sobrevivir unos días más al mes cuando ya no queda dinero en el banco.
No quiero que mis días estén plagados de facturas.
No quiero que mis días sean de chismes, envidias,
enfermedades y pérdida de seres queridos.

 Quiero volver a ser niño.

Quiero creer en el poder de la sonrisa, del abrazo, del apretón de manos, de la palabra dulce,
de la verdad, de la justicia, de la paz, los sueños,de la imaginación.

Quiero creer en la raza humana y quiero volver a dibujar muñecos en la arena.

¡Quiero volver a ser niño nuevamente!

Autor: Andrés Volpe